Parte II
Todo resaqueado por la desvelada, me tuve que poner a chambear y no pude desafanarme temprano. Sin embargo, no se puede desperdiciar un solo día cuando se viaja a Argentina, así es que por la noche me decidí a dormir temprano pero primero me fui a que me diera un masaje una masajista rusa llamada Alisa (Tel. 4382-9721). La chica tiene unos 30 años, rubia y de cuerpo regular, pero lo principal era el masaje y ella es profesional. A pesar de que el masaje casi me hizo quedarme dormido, ella se encargó de ponerme en condiciones de probar más allá, así es que el masaje pasó a ser de cuerpos completos y de piruetas sobre la mesa de masaje y después sobre un sofá, para terminar en la alfombra. Precio por el puro masaje: 20 USD, servicio completo: 50 USD. Para los que sólo quieren relajarse ofrece masaje súper completo de 2 hrs.
Total, que me fui a dormir, pero ya en el taxi decidí ir a visitar a mi camarerita rubia. Me volví pasar un rato a gusto, pero esta vez me rehusé a salir acompañado, sólo salí con el sabor de los besos de mi camarerita, y no salí acompañado más bien por cierto respeto a mi camarerita.
Tercer día
Como nuevo, por haber dormido más o menos bien. A chambear y a tratar de quedar libre un rato a la hora de la comida. Me libré de mis colegas argentinos y me fui a una casita de placer (http://www.bonnefemme.com.ar) donde ya le había echado el ojo a dos princesas: Baleria y Abril
Se trata de una casa con varias recámaras, donde te reciben en una de ellas o en una pequeña sala y ahí te mandan una por una a las chicas para que las conozcas. Al final debes seleccionar a la que prefieres. En mi caso yo quería a Abril como primera opción, pero no estaba disponible, así es que pedí a Baleria. La niña estaba bañadita y sin embargo entró conmigo a la regadera, un baño rápido sin mucha acción y directo a la cama. Me dijo que le caía bien que yo hubiera entrado a la ducha porque así le gustaba más hacer el amor y que muchos hombres no se dan cuenta de que el aseo es muy importante para tener buen sexo. Ella lo demostró con un oral de lujo y el resto pues bastante grato, no hay duda de que cuando ambos están a gusto se pasa muy bien del puro negocio al puro placer.
El lugar es recomendable, las niñas están bastante bien, el precio es muy razonable (150 pesos = $50 usd incluida la propina de la niña). Además con un poco de suerte o llegando a un horario de menor demanda, te toca una recámara más amplia y con baño privado.
Después de trabajar otro buen rato, me fui a cenar solo y de ahí a mi siguiente objetivo: el famo BLACK, probablemente el mejor bar de Buenos Aires para los adictos a las Divas (Ayacucho 1981, tel. 4804-9652). En este sitio se reúnen del orden de 100 niñas en días jodidones y unas 150 en jueves y viernes. Mi problema ahí fue seleccionar una chica, porque hay muchas muy lindas, argentinas y brasileñas. Traté de sacar a una de las bailarinas profesionales, que están como de revista, pero no tuve suerte porque al parecer están bastante controladas. Después de más de dos horas de disfrutar viendo chicas y dejándome abrazar y consentir por varias de ellas (mediando por supuesto la invitación de una copa con cada una), hice mi selección María Valeria, una chica blanca de pelo castaño y cuerpo espectacular. Arreglamos el tema monetario ($200 usd) y salimos rumbo a mi hotel. Aclaro que el precio bien vale la pena porque el nivel es superior al de aqui y sin mucho problema la chica puede quedarse contigo el resto de la noche.
Llegando al hotel se registró, subimos a mi cuarto y a darle duro a los besos y agasajos, breve interrupción para darnos una ducha (no quiso juntos porque dijo que temía que termináramos en la ducha y ella prefería en la cama). Ya en la cama me dio un oral sin de los mejores que he recibido, lo cual tuve que corresponder ?pobrecito, jejeje? con otro igual que la hizo alcanzar el primer orgasmo. Yo no quise terminar en su boca porque quería aprovechar el cuerpazo de la niña, así es que la hice montar un rato y después seguir de varias formas hasta que terminamos juntos. No aproveché más a la chica porque al día siguiente tenía que viajar a otra ciudad muy temprano. La chica se quedó muy agradecida y me buscó varias veces los días siguientes
POST ORIGINAL
17 diciembre 2006
Agasajo en la Argentina: 7 Noches Calientes en Buenos Aires
Parte I
Llegué a Buenos Aires por la mañana (ya conocía la Ciudad) y, antes de arreglarme traté de hacer una cita con Nerea una escort que fue mi seudonovia un tiempo No tuve éxito porque no contestaba y además su buzón de mensajes estaba lleno.
Fije mi primera cita de trabajo para después del almuerzo y así me di tiempo de presentar mis credenciales a la primera chica argentina: Mía, de la página de Gemidos, tel. 4328-6398. La chica trabaja en su departamento tiene buen cuerpo, muy linda cara y plática agradable. Como dicen las Argentinas, es completa, o sea que incluye para el que quiere el servicio anal, el cual yo no probé. El trabajo que hizo fue bueno, oral sin sólo de probadita inicial y después colocó casi sin que me diera cuenta con su propia boca el preservativo. Precio $150 pesos argentinos por una hora, equivalentes a $50 USD. Bastante bien para el precio (pueden checar las fotos en la página www.gemidos.com.ar, pero aún me esperaban cosas mejores.
Mis reuniones de trabajo ni se las cuento, pero pude desocuparme a buena hora para poder visitar un lugar que me llamó la atención por el nombre: SOLID GOLD, sobre Azcuenaga, casi esquina con Vicente López.
Llegué como a las 22:30 y aún estaba medio vacío, pero con bastantes chicas en ropa bastante sugestiva. De inmediato me abordaron dos nenas en bikini, pero apenas pasados 5 minutos yo ya había hecho mi elección: una camarera bellísima, rubia, alta y con un cuerpazo que posteriormente pude comprobar que era todo natural. La chica no atendía clientela más que como camarera, pero con la ayuda de otras chicas y la oferta de una botellita de champagne accedió a sentarse conmigo. La verdad es que soy bastante perseverante cuando las cosas lo ameritan y, tomando en cuenta que de entre aproximadamente 100 chicas esta camarera sobresalía, hice uso de mis mejores facultades, rollo y paciencia (lo cual implica inversión de $) hasta que logré llevarla hasta donde no la vieran para que perdiera la pena y allí pues nos agasajamos hasta donde era posible sin llegar hasta el final. La chica resultó bastante difícil a pesar de trabajar en ese lugar y lo supe no ese día sino por el trato que tuvimos el resto de la semana y por lo que pude averiguar adicionalmente.
Con la intención de librarse de la presión que ya ejercía sobre ella, la camarera rubia llamó a una amiga suya seguramente para que le hiciera el quite conmigo, pero en lugar de una ahora me agasajé con las dos, pasé horas entre besos y caricias y cada vez que la camarera rubia se iba al baño o por otra cosa, Jennifer le atoraba más al beso y al agarre y se mostraba bastante caliente y con ganas de salir, pero la verdad yo estaba ya muy entrado con la camarera rubia. Por ahora no hablaré más de la camarera rubia, pero dediqué un buen número de horas dentro y fuera del Solid Gold para ganarme su confianza y casi diría que su amistad, salimos juntos, me despidió en el aeropuerto y de plano me di cuenta de que es una niña para un plan muy diferente.
Como la camarera no soltó prenda el primer día (ni el resto de la semana), tuve que desquitarme con su amiga Jennifer, que sí hacía salidas. Salimos del Solid Gold como a las 4:30 de la mañana y nos fuimos directamente a mi hotel.
Debo decirles que en Argentina los hoteleros son bastante civilizados y conscientes, independientemente del número de estrellas que porten siempre te permiten llevar amigas con la única y razonable condición de que se registren (no cuesta más).
Ya dentro del hotel, Jennifer no se aguantaba de caliente, pero aún así accedió a que nos diéramos una duchita porque ya traía yo en la mente la idea de aventarme un buen sixty nine. Salimos de la ducha y ni me pidió permiso, se lanzó a jugar a la comidita. Tuve la suerte de aguantarle un buen rato (a pesar de venir ya bastante cachondeado por las dos minas) dándole a mi vez un buen trato. Hicimos de todo hasta que de plano ya se hizo de día. La niña se fue y si no la llamé nuevamente fue porque ya traía yo la idea de ampliar lo más posible mi colección de minas argentinas.
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Llegué a Buenos Aires por la mañana (ya conocía la Ciudad) y, antes de arreglarme traté de hacer una cita con Nerea una escort que fue mi seudonovia un tiempo No tuve éxito porque no contestaba y además su buzón de mensajes estaba lleno.
Fije mi primera cita de trabajo para después del almuerzo y así me di tiempo de presentar mis credenciales a la primera chica argentina: Mía, de la página de Gemidos, tel. 4328-6398. La chica trabaja en su departamento tiene buen cuerpo, muy linda cara y plática agradable. Como dicen las Argentinas, es completa, o sea que incluye para el que quiere el servicio anal, el cual yo no probé. El trabajo que hizo fue bueno, oral sin sólo de probadita inicial y después colocó casi sin que me diera cuenta con su propia boca el preservativo. Precio $150 pesos argentinos por una hora, equivalentes a $50 USD. Bastante bien para el precio (pueden checar las fotos en la página www.gemidos.com.ar, pero aún me esperaban cosas mejores.
Mis reuniones de trabajo ni se las cuento, pero pude desocuparme a buena hora para poder visitar un lugar que me llamó la atención por el nombre: SOLID GOLD, sobre Azcuenaga, casi esquina con Vicente López.
Llegué como a las 22:30 y aún estaba medio vacío, pero con bastantes chicas en ropa bastante sugestiva. De inmediato me abordaron dos nenas en bikini, pero apenas pasados 5 minutos yo ya había hecho mi elección: una camarera bellísima, rubia, alta y con un cuerpazo que posteriormente pude comprobar que era todo natural. La chica no atendía clientela más que como camarera, pero con la ayuda de otras chicas y la oferta de una botellita de champagne accedió a sentarse conmigo. La verdad es que soy bastante perseverante cuando las cosas lo ameritan y, tomando en cuenta que de entre aproximadamente 100 chicas esta camarera sobresalía, hice uso de mis mejores facultades, rollo y paciencia (lo cual implica inversión de $) hasta que logré llevarla hasta donde no la vieran para que perdiera la pena y allí pues nos agasajamos hasta donde era posible sin llegar hasta el final. La chica resultó bastante difícil a pesar de trabajar en ese lugar y lo supe no ese día sino por el trato que tuvimos el resto de la semana y por lo que pude averiguar adicionalmente.
Con la intención de librarse de la presión que ya ejercía sobre ella, la camarera rubia llamó a una amiga suya seguramente para que le hiciera el quite conmigo, pero en lugar de una ahora me agasajé con las dos, pasé horas entre besos y caricias y cada vez que la camarera rubia se iba al baño o por otra cosa, Jennifer le atoraba más al beso y al agarre y se mostraba bastante caliente y con ganas de salir, pero la verdad yo estaba ya muy entrado con la camarera rubia. Por ahora no hablaré más de la camarera rubia, pero dediqué un buen número de horas dentro y fuera del Solid Gold para ganarme su confianza y casi diría que su amistad, salimos juntos, me despidió en el aeropuerto y de plano me di cuenta de que es una niña para un plan muy diferente.
Como la camarera no soltó prenda el primer día (ni el resto de la semana), tuve que desquitarme con su amiga Jennifer, que sí hacía salidas. Salimos del Solid Gold como a las 4:30 de la mañana y nos fuimos directamente a mi hotel.
Debo decirles que en Argentina los hoteleros son bastante civilizados y conscientes, independientemente del número de estrellas que porten siempre te permiten llevar amigas con la única y razonable condición de que se registren (no cuesta más).
Ya dentro del hotel, Jennifer no se aguantaba de caliente, pero aún así accedió a que nos diéramos una duchita porque ya traía yo en la mente la idea de aventarme un buen sixty nine. Salimos de la ducha y ni me pidió permiso, se lanzó a jugar a la comidita. Tuve la suerte de aguantarle un buen rato (a pesar de venir ya bastante cachondeado por las dos minas) dándole a mi vez un buen trato. Hicimos de todo hasta que de plano ya se hizo de día. La niña se fue y si no la llamé nuevamente fue porque ya traía yo la idea de ampliar lo más posible mi colección de minas argentinas.
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